lunes, septiembre 25, 2006

Desde Ticalámane. Primera parte.

Nos han dado la noche

y es llano infértil

en el que dejamos
a nuestras manos
ser la profecía del tiempo
-maravilla de lapsos
que contábamos mayores-
Abrazando el recuerdo
de sus fuegos sin nombre-
reconozco
su melena de cenizas
ondulando violenta
en vientos de violeta amargatierra
su arco diurno estático
a la luciérnaga primera despierta
y en el bailoteo de móviles constelaciones,
el sueño de la flecha
que en cuáles aires
estremece la carne.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué bonito¡ un dios no puede escribir mejor.

Anónimo dijo...

Me ha gustado mucho. Espero la segunda parte.

Hieródula Incrédula dijo...

Anónimo: gracias por comentar. Un saludo reciba.

Jubal: qué bien que nos visitas por acá y que te gustó. Yo también espero que llegue la segunda parte. Un abrazo para ti.