Ardan hoy cuerpos cuántos,
de pensamiento aromáticos
de llanto hecho flor y más ansia:
duélanme en el fondo
estático perdure
recostándose
en su charco de fiebre y espera
resurja al alba
en lecho de alientos
colmando desierto
con cristalinas aguas
Y desde mis entrañas
a su presencia
súplica mía ofrende
porque es mi ausencia,
y no otra,
la que mata.