sábado, diciembre 31, 2005

Tan dulce.


Algo, quizá, podría ser más dulce. Tenía años, 25 y cuatrocientos caminos andados. Una balanza de metal le orientó al máximo, haciendo del mínimo un absurdo completo/no debí virar a la izquierda, debí comprar ponche frutal/ ¿cuántas horas pasaron? 25 y cuatro minutos, dos silencios más. Tres incómodos pares de guantes. Tres cerezas que se dividen, multiplicándose como panes sacros que comerán los indigentes indigestados en la noche que se presenta fría. Una sardina. Un Benjamín cualquiera.

jueves, diciembre 29, 2005

No ceniza: espina.

De tus sueños rotos poblé angustias
rediseñando con tu mano amiga
mis temores nuevos,
la sutil conciencia de lo infundado.

Le he dado a tu ojo
la caricia novísima,
el infortunio que me acompaña:
que acompasado a mi lado
pasa tan liviano, y
en elípticas mañanas
apuñala al bulto último,
perpetúa
tu canto ya eterno.

De tus múltiples repeticiones
he fabricado mi relleno;

de ti, de tu calle desnuda,
y adentro adentro,
tu espina.

domingo, diciembre 04, 2005

...Lo que no es... II

Ha dejado de ser voz la suya,
hoy desdén de palabras que
sólo contemplo
cuando les refiere
mi lengua en sus temblores.
En ojos, de sus ojos

puente y reflejo,
advierto el extravío
del recipiente de mis fiebres;
y sé
que habita los pliegues
cristalinos del sueño
con su inmovilidad remendando
compases de pasos perdidos.

viernes, diciembre 02, 2005

Forneret, El pobre vergonzante.



La ha sacado
De su bolsillo agujereado,
La ha puesto bajo sus ojos;
Y la ha mirado atentamente
Diciendo: "¡Desgraciada!"

La ha soplado
Con su boca humedecida;
Sentía casi miedo
De un horrible pensamiento
Que le llenó el corazón.

La ha mojado
Con una lágrima helada
Que cayó por azar;
Su casa estaba agujereada
Todavía más que un bazar.

La ha frotado,
No la ha recalentado,
Apenas la sentía;
Pues, por el frío apretada,
Se retiraba.

La ha sopesado
Como se sopesa una idea,
Apoyándola en el aire.
Luego la ha medido
Con un alambre.

La ha tocado
Con su labio arrugado.
Con un frenético espanto
Ella ha exclamado:
¡Adiós, bésame!

La ha besado
Y después la ha cruzado
Sobre el reloj del cuerpo
Que daba, mal montado,
Sordos y pesados acordes.

La ha palpado
Con una mano decidida
A hacerla morir.
-Sí, es un bocado
Del cual puedo alimentarme.

La ha doblado,
La ha roto,
La ha colocado,
La ha cortado,
La ha lavado,
La ha llevado,
La ha asado,
La ha comido.

Cuando era pequeño, le habían dicho: -Si tienes hambre, cómete una mano.

jueves, diciembre 01, 2005

Después.

Dejemos guantes
y ojos alcachofa
al final de la cama


la comezón colérica:
lúcida y cabizbaja
de tanta esdrújula

un cuento ilustrado
con tintas azules,
que a tientas siniestras
enredas tan diestro
a mi cabello