Buen día tengan los paseantes.
Algunas veces, en las tardes de lluvia, se espera que en la cocina encontremos cositas reconfortantes. Suavecitos peteretes que los labios derritan y el alma de consuelo llenen. Acá en mi casa, que es la suya, salsa de duraznos sonríe desde el tarro que la contiene.